Un nuevo aniversario, ya
veinticuatro años como operadores de políticas públicas. Desde una perspectiva
civil, lo hemos hecho con responsabilidad. Logramos, como Organización No
Gubernamental legitimidad en nuestra ciudad. Reconocimiento local, a nivel
nacional y en algunas esferas internacionales.
Marcamos presencia en el
norte de Chile, desarrollando programas a favor de la infancia, primordialmente.
En este tiempo de transición
a los veinticinco años nos mueve la reflexión “del cómo proyectarnos…”
Observamos que cada programa
tiene en su trayectoria un cúmulo de experiencia, ven la realidad psicosocial
local a través de estas instancias, verdaderas ventanas para asomarse a la vida
de niños, niñas, jóvenes y sus familias.
Los profesionales que se
desempeñan en estos programas, que interactúan con la infancia, con familias,
locales; ven y escuchan relatos. Procesan e interpretan información. Luego
intervienen pretendiendo que relatores y relatoras re-signifiquen sus
experiencias, para volver a un cauce normal de desarrollo y crecimiento en
derecho, justicia y equidad.
Los agentes responsables de
las distintas prácticas sociales, que desarrollan los programas, intervienen
justificando su accionar a través de diversos modelos teóricos. Constatamos,
hasta ahora un interés común, la no
vulneración de derechos.
Sin embargo nos damos cuenta
que la intervención está enfocada, por ahora, a los síntomas y consecuencias
que genera la estructura social. No alcanza para incidir en la eliminación de
las causas que generan estados de vulnerabilidad. No logramos, aún, orientar el
conocimiento obtenido, a través de la práctica, hacia cambios más radicales que
afecten los contextos de vulneración.
Desde
una perspectiva transformadora, nuestra práctica social debería trascender los límites del sólo intervenir en
la dimensión individual y aislada. Avanzar más allá de los textos personales de
los relatores y de los textos técnicos- administrativos de los agentes
socializadores que intervienen.
En tal sentido no planteamos
desafíos de generar propuestas ( a partir de la experiencia acumulada, del
análisis y reflexión) para cambios culturales en las relaciones de Poder y
creatividad colectiva. Aportar a las
políticas públicas relacionadas con el pleno respeto a los derechos de la
infancia. Promover un Movimiento de conciencia ciudadana y construcción de
espacios de justicia, estableciendo pilares que aseguren mejores márgenes de
justicia y responsabilidad del Estado; con políticas públicas permanentes,
oportunas y pertinentes. Una Sociedad Civil crítica, empoderada, participativa
y comprometida con los cambios.
Buscamos un valor agregado a
lo que ya es una práctica permanente en la institución.
Felicitaciones por el artículo. Está muy bueno. Nos lleva efectivamente a reflexionar acerca de nuestras prácticas cotidianas, nos invita a intervenir más allá del caso, para incidir en el dominio público, donde no sólo se relaciona con la legalidad, sino que también con el cambio cultural. Muy bien. Saludos. SILVANA
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